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      Elio Rossi: su extraña deriva de Buenos Aires a Puerto Pirámides y de la TV al ostracismo

      Alguna vez disfrutó del protagonismo en el periodismo deportivo. Pero se apagó enredado en peleas y provocaciones. Hoy intenta reinventarse.

      Elio Rossi: su extraña deriva de Buenos Aires a Puerto Pirámides y de la TV al ostracismoEl cordobés tiene 59 años.

      A quienes lo critican en redes sociales, Elio Rossi les responde así, con vehemencia, como si no tuviera problemas en citarse en una esquina para cachetearse: “Nazis lobotomizados, desdentados mentales, copitos fascistoides", les dice, entre otras alabanzas.

      -¿No te cansás de confrontar por el fútbol?

      -A veces, sí. En el fútbol hay mucho ego. Está lleno de miradas. Y muchas veces se pasa de la discusión sobre fútbol a cuestiones personales. Por eso, cada tanto, cuando siento que no doy más, necesito tomar distancia.

      -¿Y qué hacés?

      -Largo todo y me rajo.

      Elio Rossi, en sus inicios en Córdoba.Elio Rossi, en sus inicios en Córdoba.

      Ahora es martes, son las tres de la tarde. Hace calor. En un café de Patio “Bullshit”, como él mismo define al shopping ubicado sobre la calle Posadas, en Recoleta, Elio habla: si se refiere al ex entrenador Alfio Basile le dice “Le Cocó”; si menciona a su colega Fernando Niembro es “El Tío” o directamente “The Uncle”.

      Mano a mano, Elio es amable, la contracara del cronista con espíritu de buscarroña. Un alma fatigada en busca de afecto.

      -¿Siempre venís a tomar café a este shopping?

      -Sí, lo hago como parada técnica. Desde mi casa en Las Cañitas tengo una hora y diez de caminata.

      -Lo tenés cronometrado.

      -Sí, llego, me tomo un café y me pongo a leer un rato. Si no, me meto en el cine. Hace poco vi una película francesa muy buena sobre la ocupación nazi en París: El dilema de Mr. Haffmann.

      -¿Salís a caminar todos los días?

      -Lo más que pueda. En una época me iba caminando al edificio de Torneos y Competencias en la calle Balcarce. Lo empecé a hacer cuando descubrí los beneficios de la caminata contra el colesterol. Como camino, me puedo tomar este café con esta porción de torta.

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      "Antibielsismo explícito".

      Elio, se ve, tiene tiempo. Sin problemas de agenda parece un turista que disfruta del ocio en su propio lugar de residencia. Es que ha quedado relegado de los grandes medios. En 2021 lo echaron de C5N y Radio 10 y a partir de ese momento, ni de un lado ni del otro de la “grieta”, más bien sobre los márgenes, intentó reinventarse. Desde marzo de este año, colabora con Adrián Noriega en el programa Contacto Noriega, que se escucha por streaming en contactonoriega.com, los lunes a viernes de 7 a 10 y los domingos en el mismo horario. También colabora con el Diario Jornada, de Chubut. Y produce contenidos para su propio canal de Youtube.

      “Estoy en una etapa en la que puedo volver a hablar de fútbol ocho horas por día, como hacía antes, pero también puedo avanzar en este formato de tener varios trabajos al mismo tiempo, y pasarme siete meses en Buenos Aires, tres en Europa y dos en Puerto Pirámides”, resume Elio, que se ha transformado, "en modo free lance",  en una especie de pyme de sí mismo, un vendedor itinerante de sus palabras.

      -¿Por qué te despidieron de C5N y Radio 10?

      -Yo tenía pensado irme unos tres meses a París y, después, al Mundial de Qatar, acreditado por el Diario Jornada... En el programa de Rial en la radio, lo sacaron al aire al presidente Alberto Fernández. Entonces yo le pregunté sobre la relación compleja que tenía con Chiqui Tapia, titular de la AFA...

      -¿Y?

      -Alberto se molestó. Y me dijo: “Yo no lo conozco a Chiqui Tapia, Elio”. ¿Cómo me podía decir algo así? Si Chiqui Tapia venía de ganar la Copa América con la Selección Argentina... Ese diálogo que tuve con Alberto Fernández fue un jueves. El viernes ya no trabajé más... Rial me mandó un mensaje: “Rossi, a vos no te tengo que explicar nada, ¿no?”. Una cosa totalmente demencial... ¡Me echaron! ¡No puede ser tan importante que vos le preguntes algo al presidente como para que te echen! Es lo que me genera tanta bronca...

      -Durante los festejos por ganar la copa del mundo quedó claro que la relación entre Alberto Fernández y Chiqui Tapia no es la mejor...

      -Por supuesto. 

      Pocas horas después de su salida de la radio y la televisión, Elio se enojó con el Gato Sylvestre, conductor de C5N y Radio 10. “¿Se puede ser tan pelotudo?”, le dedicó sin ninguna diplomacia.

      “Sylvestre maneja la línea editorial de esos medios”, avanza Rossi. “Se la dan de progresistas, de librepensadores... Lo más curioso es que a mí la derecha nunca me echó por decir algo... Y acá, sí. Cuando yo trabajaba en Tribuna Caliente, que era del establishment, mostramos los cheques voladores de Fernando Miele, ex presidente de San Lorenzo. Miele lo llamó al Negro Ávila, que era el dueño de la empresa, pero Ávila no me dijo nada. Entendía el juego. La derecha nunca me prohibió que dijera nada. Sólo me pedían que, si yo publicaba algo, tuviera elementos como para respaldarlo. Podía decir algo y sabíamos que, en el medio de los programas, nos iban a llamar: Maradona, Julio Grondona... ”.

      Elio, con el comentarista Fernando Pacini.Elio, con el comentarista Fernando Pacini.

      Vistas a la distancia, algunas de las peleas de Rossi fueron, por qué no, divertidas. Un compilado de sketchs bizarros, de esos que nutren ciclos como TVR.

      “Sos un energúmeno”, lo acusó el periodista Ernesto Cherquis Bialo. “Hacés del periodismo un show para destrozar a la gente”. Elio no se achicó: “Vaya a ponerse tintura”, le recomendó. Cherquis, entonces, contragolpeó: “Me pongo tintura porque tengo con qué... Y no uso tiradores porque tengo sentido del ridículo”.

      En otro momento, Rossi discutió con Ricardo Caruso Lombardi, entrenador y ahora panelista. “Caruso se fue a la B a vender humo con Quilmes”, señaló él, al hueso. Caruso no se lo perdonó: “Soy vendehumo pero no soy maricón. No uso los tiradores para colgarme la bombacha”.

      En sintonía parecida, y lejos de aggiornarse a los nuevos paradigmas, sobre todo a los vinculados con cuestiones de género, Oscar Ruggeri también pretendió atacarlo por el lado de sus preferencias sexuales: “Elio, vos sos chirolita... Pero ahora deberías estar más tranquilo. Digo, por la nueva ley...”, le planteó el Cabezón, refiriéndose a la sanción del matrimonio igualitario.

      Rossi, desde aquel episodio, lo empezó a llamar “Le Grand Botón”.

      Como parte de una impronta a la que no le falta adrenalina, el periodista también fue muy duro con Ángel Cappa y con Guillermo Barros Schelotto. Incluso, con Marcelo Bielsa, un personaje que cuenta con adhesiones mayoritarias.

      ¿Rossi se lleva bien con alguien? ¿Su oficio le ha dado algún amigo? 

      “El mejor relator es Mariano Closs... Está a años luz de los demás”, opina, con aprecio y admiración. “Entiende de fútbol, juega bien... Incluso, si se lo propusiera, sería un gran árbitro. Y con el paso del tiempo encontró un tono para decir las cosas...”.

      Otro colega a quien Elio nombra con afecto es Enrique Macaya Márquez. “¡Vejete querido!”, le dedica.

      Un brindis con los productores Walter Llanes y Rafael Di Bello y el relator Mariano Closs.Un brindis con los productores Walter Llanes y Rafael Di Bello y el relator Mariano Closs.

      Rossi, que este año va a cumplir 60, nació el 4 de mayo de 1963 en Córdoba. En su cuenta de Twitter, sin embargo, dice que llegó al mundo “en el corazón de Palermo”, en la Ciudad de Buenos Aires.

      “Lo hice como un guiño”, aclara, y vuelve a soltar la carcajada. “Fue en un momento en el que empecé a renegar de mi condición de cordobés por el fascismo de mucha gente de mi provincia”.

      Con pocas horas de vida, Elio fue dado en adopción. “Más que adopción, hoy sería un robo de bebé...”, describe sin vueltas. Y profundiza: “Mi mamá biológica salió de la maternidad y me entregó a Elena, mi mamá adoptiva, que me anotó en la iglesia, donde trucharon los papeles, y quedé como si fuera su hijo biológico”.

      Lo criaron en Bell Ville, a unos 200 kilómetros de la capital cordobesa. El papá adoptivo de Rossi se llamaba José. Le decían Tolo. Era un obrero de la carne, “un peronista a la antigua”. Si bien Elio nunca militó en ninguna unidad básica, de su padre heredó el peronismo. “Mi papá siempre decía: 'yo nunca me metí en política, siempre fui peronista'... Con el tiempo, esa misma frase se la leí al Gordo Soriano”.

      En los ratos libres que le dejaba el frigorífico, su papá también se destacó como jugador de fútbol. “Era un crack, un 6 que tiraba chilenas... Y fue compañero del papá de Mario Kempes en el Club Atlético y Biblioteca Bell”, lo define Elio.

      -¿Y vos jugaste en algún equipo?

      -Sí, en el otro club de Bell Ville, River, que usa una camiseta igual a la de Boca. Jugué de 4, de 2, de 6 ó de 3, siempre en la línea de fondo... Era medio pata dura.

      Fernando Fuglini, La Chueca, conoció a Elio a los seis años, en primer grado del colegio San José. Se considera un “hermano de la vida”. Además, jugaban juntos en River. “Elio era picante, un lateral con buena marca y proyección, una especie de Tapón Gordillo”, comenta Fuglini, dueño de Dale más, la empresa que diseñó la primera pelota sin tiento de la Argentina.

      “Y también llamaba la atención en la escuela. Como tenía muy buena dicción, las maestras le encargaban todas las lecturas. Pasaba al frente y se lucía. Además, se le daba por cantar. Su gran hit era Mi burrito cordobés, un clásico del folclore que formaba parte del repertorio de Los Fronterizos”.

      Elio se enteró de que había sido adoptado recién a los 27 años. Se lo contaron en la casa de una “amiga medio novia”, Gaby Monjo. Fue un shock importante, uno de esos momentos que no se olvidan fácilmente.

      Con el tiempo, Elio reconstruyó la historia de su madre: supo que se llamaba Virginia, dónde había vivido y en qué casa de familia había trabajado como empleada doméstica. Pero no llegó a conocerla.

      Como su mamá adoptiva no había estado embarazada, a Elio lo amamantaron vecinas del barrio. Fue, por definirlo de alguna manera, una solidaria cadena de amor y nutrientes, un combinado de pechos dispuestos a robustecer al niño. “Yo tuve cinco mamás de leche, todas mujeres divinas, la Colorada, la Riva... Siempre sentí una atracción especial por ellas”.

      -¿Por qué tus padres no te contaron que habías sido adoptado?

      -Porque en aquella época era así: no se acostumbraba. Y yo los entendí.

      -¿Te generó algún trauma?

      -No, al revés... Me quedó un exceso de confianza. En mi caso, una de las ventajas de ser adoptado fue que todo el mundo giraba a mi alrededor.

      -¿En qué sentido?

      -En la primaria y la secundaria, mi papá me mandó a un colegio privado, muy caro, que él no podría haber pagado si no era con la ayuda de familiares y vecinos. Yo, de alguna manera, era el hijo de toda la cuadra.

      En base a lo que pudo reconstruir, Rossi es el mayor de tres hermanos. Lo sigue otro varón, que también fue dado en adopción pero mantuvo el vínculo con su madre biológica, y una mujer, que nunca se separó de su progenitora.

      -O sea que sigue pendiente el encuentro con esos hermanos.

      -Sí.

      -¿Y qué tanto pensás en eso?

      -A esta altura, menos que antes. Es como que ya me resigné a la idea de que será muy difícil encontrarlos. Pero quién sabe...

      Elio, en un debate de "Tribuna Caliente" con Guillermo Nimo.Elio, en un debate de "Tribuna Caliente" con Guillermo Nimo.

      Elio se casó y se separó cuatro veces. No quiso tener hijos, según él mismo explica, porque no quería que se sintieran abandonados si de un día para el otro decidía irse a vivir a otro lado, pero los tuvo. En 2000, a los 37 años, una mujer lo llamó a su trabajo, en Torneos y Competencias, y le dijo que su hijo Ricardo lo quería conocer. “¿Cómo?”, pensó. “Si yo no tengo hijos...”.

      Sin embargo, el periodista aceptó encontrarse con la mujer y con su supuesto hijo, se hizo un examen de ADN y terminó reconociendo su paternidad. Con Ricardo, que ahora tiene 40 años y trabaja de herrero, mantiene una muy buena relación. “Y ya me convirtió en abuelo: tiene cuatro hijos”.

      La sorpresa no terminó ahí. En 2010, mientras cubría el Mundial de fútbol de Sudáfrica, lo contactaron por Facebook para decirle que tenía otro hijo. El mensaje decía que querían hablar con él por un tema importante. Al principio, el periodista pensó que se trataba de una denuncia vinculada con su trabajo. “Pero no, cuando volví del Mundial me enteré de que era otra cosa. Así, a los 47 años supe que era padre de una mujer de 17, Jennifer”, relata.

      “Entre un matrimonio y otro estuve con algunas mujeres. Pero en aquel momento me parecía algo imposible porque yo estuve con la madre de Jeny una sola vez y nos habíamos cuidado... Bah, a medias”.

      Con otro examen de ADN, Elio confirmó su nueva paternidad. Jeny, que está por cumplir 31 años y trabaja en una empresa de catering, tiene dos hijos. “Cuando Ricardo se enteró de la historia de Jeny, quiso conocerla y se produjo un gran encuentro familiar”, avanza Elio.

      -¿Y ahora estás en pareja?

      -Sí, desde hace un tiempo, con una flaca... Pero cada uno vive en su casa.

      Mientras cursaba cuarto año de la secundaria, Elio consiguió su primer trabajo en los medios en la radio Unión de Bell Ville. “Leía las noticias”, evoca. Después se fue a estudiar Ciencias de la información a la Universidad de Córdoba. “Con 19 años recién cumplidos”, su debut en la televisión fue como presentador en el Canal 10.

      Inquieto, en 1990 se convirtió en una especie de corresponsal de Fútbol de Primera: mandaba videos con los comentarios de los partidos que jugaba Talleres. Dos años después se radicó en Buenos Aires. Su pico de reconocimiento llegó en Canal 13, cuando trabajó como “campo de juego” en las transmisiones que lideraban Marcelo Araujo y Macaya Márquez.

      Elio, en París.Elio, en París.

      En 2002, después de la crisis que sufrió la Argentina, Elio se fue a vivir solo a Madrid, España. Alquiló un departamento (“pagué un año por adelantado”) y buscó trabajo. Pero ese entusiasmo le duró muy poco: una semana y media. Al final prefirió desconectarse, “boludear”, “caminar la Castellana”. Para mantenerse usaba los ahorros que había generado “durante los buenos años de Torneos”, trabajando en programas como De una con Niembro y La última palabra.

      “En el uno a uno me pagaban 18.000 dólares mensuales. Y gastaba 2.500... Imaginate. Llegué a comprar, como inversión, dos BMW. El BMW es un auto que podés comprar en 20.000 dólares y, aunque se vaya todo al carajo, siempre va a estar cerca de ese valor”.

      Cuando se le acabaron los fondos, Rossi volvió a Buenos Aires. Pasó por el canal América, radio La Red, C5N... En 2011, durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, lo contrataron para formar parte del staff de comentaristas del Fútbol para todos. Además, siempre por la Televisión Pública, integró el panel en programas de debate como Fútbol permitido, cuyos conductores fueron Alejandro Apo, Alina Moine y Nacho Goano.

      Pero nada es para siempre.

      En 2015, cuando Mauricio Macri asumió la presidencia y resolvió que las transmisiones de los partidos volvieran a manos privadas, Elio pegó otro volantazo: se marchó de Buenos Aires y se instaló en Puerto Pirámides, Chubut. “No esperé a que me echaran de Fútbol para todos... Me fui antes. Era algo que venía pergeñando con la Negra, que era mi compañera en aquel momento, con la que estuve 20 años en pareja”, recuerda Elio.

      Así, a los tres días de haber llegado a Puerto Pirámides, los dueños de Cadena Tiempo, de Puerto Madryn, lo convocaron para conducir la segunda mañana de su emisora. Y volvió a empezar, como si la única manera de avanzar fuera, tal como él lo plantea, “entrando y saliendo”.

      Alejado del ruido, su principal preocupación, dice él, era saber a qué hora encendería el fuego para tirar algo a las brasas. “Pirámides es un lugar imposible de empardar en el mundo. En un día 'néctar', como se dice allá, cuando hay sol, el cielo está celeste y no hay viento, podés bucear y, aunque estés a cuatro metros de profundidad, ves todo con luz natural”.

      Geólogo e instructor de buceo, Juan Manuel Casal fue quien enseñó a Elio a sumergirse, a hacer snorkel con lobos marinos y a nadar con delfines. “Al principio, Elio era un típico bañista: se metía al mar sólo hasta los tobillos. Pero después se fue animando y llegó a comprarse su propio traje de neoprene”, cuenta Casal.

      “Con menos fútbol que Lita de Lázzari”, Juan Manuel no sabía que Elio era una estrella del periodismo. Y Elio tampoco se encargó de aclarárselo. “Cuando ya llevábamos dos meses de amistad, vino mi cuñado y me preguntó: '¿che, ése que bucea con vos no es Elio Rossi, el de la tele?'”.

      Juan Manuel y Elio se habían conocido en el complejo Las Dunas, un barrio de seis dúplex. Eran vecinos. Un día, Juan Manuel ayudó a Elio a arreglar un caño pinchado de su casa. Y Elio, como retribución, lo invitó a comer un asado. “Nos pusimos a hablar y nos dimos cuenta enseguida de que tenemos muchas cosas en común, sobre todo, el gusto por los viajes”, sigue Casal.

      -Rossi siempre dice que Pirámides es un paraíso. 

      -Pirámides es una aldea de 400 habitantes, con peones, empleados municipales, trabajadores de la cooperativa eléctrica y gente que vive del turismo. Estamos ubicados dentro de un área natural protegida. Y eso es un privilegio y a veces un karma.

      -¿Por qué?

      -Porque nos encontramos a 100 kilómetros de todo. Es como vivir en una isla. Y a veces se complican la logística y el abastecimiento: el agua es desalinizada, el gas es de garrafa, la internet es satelital... Si hay un temporal, por ejemplo, se pueden caer varios postes de luz. Y pasás dos días a oscuras. O dependiendo de tu propio generador.

      -Hay que estar preparado para todo.

      -Sí. Cuando Elio llegó a Pirámides se movía en un BMW. Y yo le dije: “¿Qué hacés con ese auto? Te va a convenir cambiarlo por una 4X4”. Entonces se compró una Toyota Hilux, mucho más útil para la Patagonia: acá siempre estás trasladando un calefón roto, un horno que ya no enciende.... Con el tiempo se la robaron en Palermo.

      Con una salita médica de atención primaria y algunas despensas para conseguir comida (“no hay cadenas de supermercados”), el invierno en Pirámides es muy crudo: las temperaturas pueden llegar a los ocho grados bajo cero. “En esta zona -detalla Juan Manuel- hay días en los que la temperatura puede variar 30 grados de la mañana a la noche. Por eso, si viene alguien a visitarme y me pregunta qué ropa guarda en la valija, le respondo: bufanda y ojotas”.

      En 2018, como quien no puede dejar de alterar sus rutinas, Rossi regresó a Buenos Aires. Su motivación era cubrir el Mundial de Rusia y conocer ese país al que de otra manera no tenía pensado ir. “Fui como enviado especial del Diario Jornada y también como parte del programa del Beto Casella en la Rock and Pop”, detalla.

      Al poco tiempo, ya con el kirchnerismo otra vez en el poder, Elio se sumó a C5N como columnista de deportes y acompañó a Jorge Rial en Argenzuela, de Radio 10. Sus posturas se radicalizaron.

      Para que cubriera el Mundial de Qatar, el Diario Jornada le gestionó la acreditación y Elio se hizo cargo de los gastos del viaje. “Con los 'micros' que pude vender en diferentes medios, salí hecho, lo cual es una proeza. Entre pasaje de avión y estadía en Qatar, fue un viaje de unos 8.000 dólares”, explica Rossi.

      Carlos Baulde es el director del Diario Jornada y de la radio Cadena Tiempo. "En sus informes para la radio y para la web de nuestro diario, Elio siempre hizo la diferencia. Sus preguntas en las conferencias de prensa eran distintas y se convertían rápidamente en tendencia en Twitter", explica Baulde.

      -Los comentarios, en general, no eran para elogiarlo.

      -No. En las redes está lleno de haters que odian e insultan a Elio, y eso se da porque en esas plataformas es más fácil expresar el rechazo que la aprobación. Pero también está lleno de gente que comparte sus opiniones...

      -¿En qué consistía su colaboración?

      -Simplemente, su presencia aumentaba antes y después de cada partido de la Selección. Al final, en 14 horas de programación de radio, terminó saliendo mucho más de lo que imaginábamos. Y ganamos todos.

      -¿Y funcionó en la audiencia de la radio?

      -Sí. Porque Elio es más que un periodista deportivo. Para expandirse ya entró en el mundo del streaming y los influencers... Hace poco, mi hija Maribel, que estudia en Buenos Aires, me llamó para contarme que se había divertido escuchando a Elio en una entrevista que le hizo Luquitas Rodríguez en Vorterix.

      En Qatar, además de sus crónicas para los medios chubutenses, Elio siguió con los “envíos” en su canal de YouTube. “Todavía no lo tengo monetizado. Para eso, para poder relacionar tu canal con una cuenta bancaria, necesitás un mínimo de 1.000 suscriptores y 4.000 horas vista. Y a mí todavía me falta. Ya lo voy a conseguir...”, comenta.

      En ese emprendimiento no lo acompaña nadie. Lo produce con su teléfono celular “chino” y un auricular de seis euros que compró en París. “Lo mejor del canal de YouTube es que no tenés editor y hacés lo que tengas ganas”, se entusiasma.

      “Tengo dos números de teléfonos de Elio”, explica Adrián Noriega, conductor de Contacto Noriega. “Uno lo usa cuando está en Buenos Aires y el otro cuando se va de viaje. En mis contactos figura como 'Elio Vagabundo'”.

      Noriega conoce a Rossi desde 1992, cuando trabajaron juntos en La Red. “Elio se ha convertido en un periodista integral: opina de fútbol pero también participa en charlas de otros temas...”.

      Ahora es domingo. Son las 7.53. “En el 2000, cuando trabajaba en Tribuna Caliente, nos daban de canje dos pares de zapatos por programa a cada uno de los panelistas... Tenía tantos zapatos que los regalaba”, recuerda Elio con añoranza. “Ahora, en cambio, sólo tengo dos pares, uno marrón y el otro negro, y casi ni los uso, salvo que tenga algún evento importante”.

      Rossi cubrió el Mundial de Qatar, donde Messi se quedó con la copa.Rossi cubrió el Mundial de Qatar, donde Messi se quedó con la copa.

      De sport, elegante sport o de gala, Elio no se desprende de sus tiradores. ¿Cómo surgió ese look? Para la presentación de La última palabra, el periodista tuvo que hacer una sesión de fotos. Se cortó el aire acondicionado. Hacía calor. Elio se sacó el saco y se le vieron los tiradores. “Sacale la foto así”, pidió Federico Infante, que era CEO de Torneos y Competencias. “Y quedó para siempre...”, comenta Rossi.

      -Al final, los tiradores se convirtieron en un dato distintivo.

      -Algo así... Los primeros tiradores que usé los compré durante el Mundial de Estados Unidos, en el 94. Debo tener, en total, unos diez pares. Los compro, me los regalan... Siempre me gustó el estilo de Jean Reno en El perfecto asesino, con Natalie Portman...

      A Elio le gusta el cine y a cada rato hace referencia a alguna película. También juega con el idioma francés y dice que esto o aquello es “¡estraordiner!”. “Eso es algo que me quedó del colegio, donde había tres o cuatro curas que nos leían en ese idioma. Y algo aprendí”, suelta.

      Alguna vez, cuando se complicaba la clasificación de la Selección al Mundial de Rusia 2018, acusó a Lionel Messi de “fracasado”, “burgués millonario” y “evasor condenado en España”.

      "Ser segundos en el Mundial 2014, perder dos finales seguidas con Chile (2015 y 2016) y no hacer un gol en 360 minutos se llama, en este nivel, fracaso", comentó el periodista desde el Cerro Olazábal, en el atardecer de Puerto Pirámides. Y remató: "Jorge Valdano lo llamó pánico escénico; Hugo Gatti, más simple, cagazo".

      -¿Qué te provocó ver a Messi con la copa del mundo en Qatar?

      -Me dio mucha alegría. Messi superó una serie de dificultades y fue capaz, incluso, de sobreponerse a sí mismo. Este Messi es incomparable con los anteriores. Y no me arrepiento de haberlo criticado. Sería un necio si no fuera capaz de observar el cambio.

      -Más que las críticas que le hacías a Messi, lo que se te podía reprochar era la forma en que lo decías: el tono, la copa de champagne que llevabas en la mano...

      -Sí, y el que se enoja con mi estilo está en su derecho. Son las reglas de juego... Si lo digo, me putean porque lo digo, y si no lo digo, me putean porque no lo digo. No es nada sencillo. Aunque ahora, al borde de cumplir los 60, ya no sería tan terminante.


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      Sobre la firma

      Federico Ladrón de Guevara
      Federico Ladrón de Guevara

      Primario y secundario en el Instituto La Salle, de Florida. Periodista egresado de Deportea. Estudiante del profesorado de castellano, literatura y latín en el IES Número 1 Alicia Moreau de Justo. Docente de “taller” en la Escuela ETER. Redactor de la revista Mística y de los diarios Olé, Muy y Clarín, donde, desde 2016, integré las secciones Sociedad, Spot e Historias (actual). flguevara@clarin.com

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